Los juegos sexuales que practicamos antes del sexo propiamente dicho pueden marcar la diferencia entre una vida sexual monótona y una llena de gracia. Son importantes porque no todas las personas se excitan de la misma manera ni a la misma velocidad. Muchas necesitan más tiempo, y otras, simplemente, no se conforman con la penetración. De hecho, algunas ni siquiera la practican y no por eso tienen vidas sexuales menos satisfactorias. ¿Su secreto? Un repertorio de juegos sexuales variados.
Se dice que la piel es el órgano sexual más grande y el cerebro el más importante, y estos son los dos actores protagonistas de cualquier buena sesión de juegos sexuales. Un gran error consiste en confinar estos juegos sexuales al dormitorio, cuando lo más deseable es que surjan en cualquier momento y lugar. Así iremos calentando los ánimos a fuego lento antes de llegar a la intimidad. Cuanta más anticipación allá, más calientes llegaremos al momento de la verdad.
Juegos sexuales hay muchos y ya sabemos que todos vosotros tendréis vuestros favoritos. Por eso aquí no hablaremos de ellos, sino más bien de cómo preparar el terreno hasta llegar al acto sexual en todo su esplendor. Un encuentro sexual bien preparado puede llevar horas de anticipación.
Dedica tiempo a actividades no sexuales en pareja
Puede ser haciendo deporte, cocinando, yendo al teatro… Deben ser actividades que no se hayan vuelto rutinarias y que nos permitan recordar qué es lo que nos gusta a simple vista de nuestra pareja, qué pensaríamos si fuera alguien desconocido y lo viéramos en cualquiera de estas situaciones.
Flirtea
¿Recuerdas qué excitante era cuando os estabais conociendo? ¿Cómo os esforzabais en dar una imagen favorecedora de vosotros mismos? Mantener esa actitud cuando la relación ya está consolidada es muy saludable para no caer en la rutina. Le estamos diciendo a nuestra pareja que nos sigue importando cómo nos ve.
Haz los deberes
No hay nada más arrogante que pensar que ya lo sabemos todo. Muchas personas que van por la vida con esta actitud resultan ser grandes ignorantes sexuales. Vivimos en una época en la que todos tenemos información al instante sobre cualquier tema. El saber no ocupa lugar y siempre se puede aprender más sobre zonas erógenas, salud sexual, posturas o tendencias, por poner algunos ejemplos. Y después, charla sobre todo esto con tu pareja para ver cuánto se puede aplicar a vuestra relación.
Y después, seguid hablando.
Porque lo más probable es que tu pareja no sepa leer tu mente, así que en algún momento conviene comunicar lo que esperáis del otro. No cometáis el error de creer que ya os conocéis a fondo. Aunque así sea, las personas cambian o no siempre les apetece lo mismo. Además, hablar sobre sexo suele ser una buena manera de entrar en el humor adecuado.
Prepara el escenario
Tanto si os lo vais a montar en el dormitorio como en cualquier otro lugar, dedícale un rato a acondicionarlo para que esté a vuestro gusto. Lo fundamental es la temperatura de la habitación, la iluminación, la intimidad y la comodidad. Todo lo demás es secundario, pero no irrelevante. ¿Te arreglas para gustar a tu pareja? Pues no dejes que un espacio descuidado estropee el efecto.
Prepara tu mente y tu cuerpo
Fíjate en tu pareja y céntrate en las cosas que más te gustan de él/ella. Y haz también un repaso de tu propio cuerpo. Recréate en las partes de tu anatomía que te hacen sentir más seguro de ti mismo.
¡No toques!
Se trata de prolongar un poco más el inicio de la sesión con el objetivo de calentar aún más el ambiente. Aquí la vista juega un papel esencial. Si no os da corte, podéis aprovechar para exhibiros delante de vuestra pareja, tal vez hacer un pequeño streaptease, lubricaros el cuerpo, presumir… Usad la imaginación. ¿Qué os excitaría ver a vosotros justo antes de empezar? ¡Decidlo!
¡Que se besen!
La última frontera antes de pasar a la acción. Para muchos, el acto sexual más excitante, íntimo y personal de todos. Vuestra boca es un órgano hábil e intuitivo, por eso conviene alargar este momento. Dejadle que tome el control durante un buen rato.
¿Nos olvidamos de algo? Es probable. ¿Pero qué? Dínoslo tú.