Cuando algo funciona, ¿para qué complicarlo? Si lo que de verdad nos gusta es quedarnos en casa todo el fin de semana, ¿para qué salir? Y si encima resulta que en pijama están todavía más guapas y sexis, ¿para qué pedirles que se lo quiten? Aunque, bueno, si ellas se lo quieren quitar, por nosotros genial.