Cómo afecta el calor a las relaciones sexuales

Todos y todas lo sospechamos: en verano nuestro deseo y actividad sexual se incrementan. Pero, más allá de esta simple percepción, existen factores objetivos que nos permiten confirmarla o desmentirla esta sospecha.

  • El calor aumenta la producción de oxitocina y endorfinas. La oxitocina es la llamada hormona del amor porque se libera durante las relaciones sexuales y aumenta el placer y la complicidad con la pareja. Las endorfinas, por su parte, también se liberan durante el sexo, reducen el dolor físico y disparan la sensación de bienestar.
  • La luz del sol incrementa los niveles de testosterona y de estrógenos, que son las hormonas sexuales en hombres y en mujeres respectivamente, favoreciendo el deseo sexual y el estado de ánimo.
  • ¿Más química? Los niveles de serotonina también se ponen por las nubes. Y sí, este neurotransmisor también nos dispara la excitación sexual.
  • El calor provoca la vasodilatación de las fibras musculares, lo que produce un aumento del flujo sanguíneo hacia los genitales.
  • Las temperaturas altas nos hacen llevar menos ropa y a mostrarnos y sentirnos más atractivos. Y, claro, esto lleva a más fantasías sexuales, más miraditas y más flirteos.
  • Si a todo esto le sumamos la falta de horarios y una reducción del estrés por vivir sin esas preocupaciones que experimentamos durante el resto del año, ya tenemos la tormenta perfecta con todos sus ingredientes bien mezclados para que estemos todo el día obsesionados del todo.
Calor

¿Pero realmente es oro todo lo que reluce?

  • Los mismos factores que afectan positivamente a la vida sexual pueden también perjudicarla. Por ejemplo, durante el verano se incrementan los casos de disfunción eréctil en algunos hombres, y esto está provocado por el calor. En ausencia de otros factores de mayor gravedad, se trataría de un ciclo circadiano, es decir, de un proceso normal que comienza a revertirse con la llegada del otoño. Así que tranquilos, que esto se pasa.
  • Por otra parte, se sabe que en verano aumentan las separaciones de parejas. Esto se debe a que el tiempo que se comparte aumenta exponencialmente. Y si en esa pareja había problemas anteriores, tanto tiempo juntos puede terminar de dinamitar la situación.

Resumiendo, nuestros cuerpos y mentes no son inmunes al verano. Y, tanto si nos afecta positivamente como negativamente, no podemos olvidar que tiene los días contados. ¡Y menos mal! Porque los humanos no estamos hechos para valorar lo que se nos ofrece sin límites, y porque no hay mal que dure cien años.

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¡Vamos!

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