Después de dos años de pandemia donde nos hemos visto obligados a guardar distancias y a explorar la masturbación y el sexo en remoto, el panorama sexual explota en una gran variedad de tendencias para todos los gustos. Vamos a conocerlas:
- Relaciones éticas no monógamas (ENM). Llevamos años hablando del poliamor y de las relaciones abiertas, y parece que por fin el debate ha calado como para normalizar este tipo de relaciones. Incluso se ha acuñado un término que enmarca el contexto ideal para practicarlo: las Relaciones Éticas No Monógamas, donde lo fundamental es la transparencia y el consentimiento para que no se conviertan en relaciones tóxicas para ninguno de los implicados.
- La masturbación como analgésico. Posiblemente ellas se extrañen menos con esto, pues estamos hablando de analgesia por los dolores menstruales. Y es que hasta un 42% de las mujeres prefieren masturbarse para combatirlos antes que medicarse.
- Bienestar sexual sostenible. La preocupación por el medioambiente llega a la industria del sexo como una exigencia de los propios consumidores. Esto se traduce en juguetes sexuales con una vida más larga, baterías recargables y fabricados con los materiales menos contaminantes. Se espera que el mercado mundial de productos orgánicos de cuidado femenino crezca en 770 millones de dólares durante hasta 2024.
- Tecnología sexual wearable. Por wearable entendemos que se puede llevar puesto. ¿Nos suena? Por supuesto que sí, porque para nosotros el Vibra Lush no es ninguna novedad. Pero para muchas mujeres que nunca se han planteado dedicarse a las cams, la posibilidad de sacar su juguete sexual a la calle y disfrutarlo casi en cualquier situación es una auténtica revolución. ¡Nunca es tarde, queridas!
- Bienestar sexual accesible. Se normaliza que todas las personas disfruten del acceso a una vida sexual satisfactoria. Esto puede parecernos una obviedad, pero pensemos en todos los prejuicios y tabúes que hay con este tema en relación con las personas con discapacidades físicas o intelectuales. Ahora que la OMS ha clasificado el placer sexual como un derecho humano, se ha reactivado este debate hasta el punto de que muchas empresas han empezado a invertir en tecnologías que hagan efectivo este acceso universal al placer sexual. La demanda impulsará nuevos avances en la tecnología sexual adaptativa, ya que una de cada cinco personas vive con alguna una discapacidad. Y donde hay negocio, hay progreso.
- Reexplorando el placer sexual masculino. En los últimos años hemos asistido a una revolución de los juguetes sexuales para mujeres mientras que los masculinos seguían estancados en la edad de piedra, con artículos basados exclusivamente en la erección y la fricción. Ahora que el rango se amplía a nuevos perfiles (porque ya no hablamos solo de hombres, sino también de personas con pene que no se identifican con el género masculino), las empresas comienzan a explorar territorios nuevos que pasan por separar el orgasmo de la eyaculación, y cómo conseguir cada uno por diferentes vías.
- Sexo en el espacio. Ya le dedicamos un artículo exclusivo a este asunto. El proyecto de la empresa japonesa Tenga inaugura una revolución en el campo de la masturbación en gravedad cero, de la que está todo por desarrollar. Aún queda mucho hasta que todos podamos viajar en el espacio, pero reconforta pensar que este asunto ya estará resuelto cuando lo hagamos.